Aprendimos a cultivarla y entenderla, a usarla y nutrirla para que su medicina fuera la nuestra. La complejidad de su estatus legal nos habla del infinito potencial que concentra. Hemos aplicado las lecciones del cannabis al cultivo de otras especies y los resultados nos mantienen sorprendidas y agradecidas, aumentando la certeza en nuestros corazones.
El cannabis es una planta bendita y tiene la capacidad de equilibrarnos fisiológica y mentalmente.
Raphael Mechoulam descubrió en 1992 que los componentes del cannabis producen sus efectos al estimular una red de comunicación celular previamente desconocida en la medicina occidental científica.
Los mamíferos nacemos con un sistema biológico de señales electroquímicas diseñado para responder a unos 60 de los compuestos químicos que se encuentran en el cannabis. Este sistema se conoce como el sistema endógeno de cannabinoides o el sistema de endocannabinoides.
Según el Dr. Dustin Sulak: “El sistema endógeno de cannabinoides, nombrado gracias a la planta que llevó a su descubrimiento, es tal vez el sistema fisiológico más importante para establecer y mantener la salud humana. En cada tejido, el sistema de endocannabinoides desempeña funciones diferentes… Pero la meta siempre es la misma: la homeostasis: mantener un ambiente interno estable a pesar de las fluctuaciones en el ambiente externo”.
El sistema endógeno de cannabinoides regula el sistema nervioso central, el sistema autonómico nervioso, la red endocrina, el sistema inmunológico, el tracto gastrointestinal, el sistema reproductivo y la microcirculación. Hoy se considera el sistema más grande de neurotransmisores del cuerpo humano.
Nuestro cuerpo produce endocannabinoides similares al THC y al CBD que se pueden encontrar en el cerebro, en los órganos, en los tejidos conectores, en las glándulas y en las células inmunes. También son el componente principal de la leche materna.
El cannabis es un agente neuroprotector, neurorregenerador, antiinflamatorio y antiviral, es inmunomodulador, antiespasmódico, antiemético, cardioprotector, fungicida y tiene más de 40 acciones farmacológicas asociadas.
Podemos aprovechar estas propiedades sin exponernos a peligrosos efectos secundarios, como lo demuestran la inexistencia de muertes atribuibles a su uso y más de 5 milenios de historia.
Más de 20.000 investigaciones sobre el cannabis han mostrado resultados contundentes sobre su efectividad para aliviar una amplia gama de enfermedades, especialmente las relacionadas con los procesos inmunológicos e inflamatorios, como las neurodegenerativas, las autoinmunes, las óseas, el cáncer y la epilepsia.
La medicina cannábica es individual. A cada uno le toca descubrir qué cepa le sienta bien y qué dosis, cómo y con qué frecuencia debe usar cannabis. Es prueba y error.
Hay algunos lineamientos que podemos compartir, pero cada quien es responsable de sus resultados. Es una medicina autogestiva.
Cuando incluyó la Artemisa en el tratamiento, no sólo pudo mantener su trasplante armoniosamente, sino que logró reparar los daños físicos subyacentes.
Todos estos descubrimientos fueron posibles gracias a las profundas investigaciones que hizo cuando se dio cuenta de que su sobrino tenía problemas neurológicos. A finales de 2018 un equipo médico interdisciplinario evaluó a Federico, que en ese entonces tenía 2 años y 8 meses, y afirmaron que estaba dentro del espectro autista.
En 2019 Fede empezó a trabajar con varias terapeutas, a asistir a clases de natación y a tener sesiones de musicoterapia En octubre de 2019 empezó a usar los aceites de cannabis preparados por su tía, hechos con muchísimo cuidado, atención y amor.
Él y su tia siguen usando la nutrición y los aceites de Artemisa y de Cannabis cómo medicina principal para su bienestar y para poder disfrutar alegremente su vida.
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